miércoles, 11 de enero de 2012

Emprender Sí, pero con cautelas

Está claro que la actual crisis está dando un auténtico empujón a los potenciales emprendedores y cuando hablo de emprendedores, obviamente, no me refiero a los representantes de la CEOE, hablo del autónomo/a o pequeño empresario/a. Para que os situéis me refiero al/la de los anuncios de telefonía móvil, el que va con los planos debajo del brazo, atendiendo a clientes, proveedores, directores de banco (bueno borrad lo de directores de banco que eso forma parte del pasado y también lo de los planos…).

Nos encontramos con demandantes de empleo que se transforman en emprendedores por necesidad. Algunas de estas aventuras salen bien (unas pocas incluso muy bien), pero no siempre es así y sería una temeridad recomendar emprender sin avisar de los posibles inconvenientes que puede acarrear esa decisión.

La falta de empleo la podemos considerar un detonante, la mecha que puede poner en marcha el proceso de emprender, sin embargo coincidiréis conmigo que no es la situación óptima, tan solo nos abre los ojos a una posible alternativa pero será un camino que no todo el mundo sabrá gestionar.

En primer lugar descarto que quien responde de esa manera tenga el estilo de vida del emprendedor nato y dudo que el riesgo y la incertidumbre sean elementos de su día a día, vamos que del zorro no tiene ni la z. Si nos mueve la falta de empleo lo lógico es pensar que estamos ante un perfil en el que prima la estabilidad y la seguridad.




En segundo lugar el aspirante a emprendedor no puede perder de vista que arriesga su dinero y probablemente el de su familia (descarto recurrir a un banco en estos momentos sería como pedirle peras al olmo que digo al olmo, al pechero de mi despacho).

Y lo más importante; tiene que considerar que esa decisión supone situarse en las antípodas de las ideas y formas de hacer que tenía como demandante de empleo.

El futuro emprendedor debe realizar un trabajo previo o simultáneo, un proceso en el que tendrá que poner a prueba sus habilidades y que en ningún caso debe quedar oculto tras el motivo que acostumbra a enmascararlo todo, el que yo llamo motivo trampa; “la genial idea”, ese nicho de mercado que hemos detectado, el proyecto que nos hará rico, ese que hay que mantener casi en secreto para que no nos lo copien. Alguno de mis clientes ha tenido reticencias a explicarme “su genial idea”, cuando lo ha hecho ha sido casi en clave, para no dar demasiadas pistas y siempre en voz baja, otro día os explicaré geniales ideas, alguna de ellas no tienen desperdicio y por supuesto nada tienen que ver con el invento del Facebook o de Google.

Mi recomendación es la de no dejarnos deslumbrar por la brillante idea de negocio, creo que la creatividad está sobre valorada, si somos buenos gestores podemos copiar algo que ya funciona y será todo un éxito, ¡así de fácil! (y difícil a la vez).

El primer paso será reflexionar sobre si estamos dispuestos a pagar el peaje de lo que llamamos “por cuenta propia”, un peaje que será alto desde el punto de vista personal. Sin embargo una vez superada la reflexión y a pesar de ser un camino duro, acostumbra a ser muy gratificante.

Ahora os dejo reflexionar ¿y si monto mi propio negocio?

Al final no me ha quedado espacio para exponer el tema que tenía previsto; la crisis, bueno lo dejaré para el próximo artículo.

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